A lo largo de estos meses hemos pretendido esbozar –a la luz de las lecciones aprendidas– el perfil del empresario exitoso. Es así que vemos, como asume frontalmente los desafíos de la gestión de su aventura empresarial, la misma que es parte de las dimensiones en las que se desenvuelve como persona. Como tal, es perseverante, estudioso, carismático, participativo e intenta estar informado de las tendencias para fortalecer su negocio. De igual forma, sabe identificar el panorama general en el que coexiste su emprendimiento y, finalmente nos hemos referido al tipo de lenguaje que utiliza el empresario en perspectiva de su propio y natural desarrollo.

Mas, es necesario tener en cuenta que este emprendedor, antes de ser empresario es un ser humano y como todo ser humano tiene virtudes y defectos.

En esta entrega, nos referiremos a errores (¿defectos?) clásicos, típicos o comunes que comete el emprendedor de micro y pequeña empresa. Los iremos caracterizando con frases tradicionales al respecto.

Yo no necesito del banco, para eso tengo mis ahorros”. Ciertamente antes de 1990, esa era una gran frase que describía la tenacidad al hacer empresa “desde abajo”. Hoy para iniciar un negocio, el concepto cambia, la regla principal es: Mejor alquilar que comprar, mejor tomar prestado que alquilar. Es importante forjar una vida financiera y de manera natural la base para eso es el mercado bancario y/o financiero. Es bueno que comience un negocio teniendo ahorros; esto no limita que no deba acceder a instituciones financieras para apalancar el negocio. Es mejor iniciar un negocio con dinero del banco y, si las cosas no resultan al inicio como se esperaba, poder apalancar un posible desbalance con sus ahorros, antes que, empezar con ahorros y luego querer apalancar dicho desbalance con dinero del banco, en ese momento el banco se resistirá a apoyar su gestión por razones lógicas.

En temporada alta trabajo bastante, pero en temporadas baja trabajo mucho más pues tengo menos personal y así ahorro”. Si por la naturaleza de su negocio, éste tiene temporadas “altas” (mucha venta) y “temporadas bajas”(poca venta), y, en las temporadas altas contrata personas para que le apoyen debido al incremento de pedidos que representa atender a más clientes, entonces, lo que debería hacer es trabajar menos en la temporada baja; esto permite tener a la misma (o la mayor cantidad) gente que le apoya en la temporada alta; lo cual significa que la famosa “curva de aprendizaje” (inducción y/o aprendizaje para el trabajo)  la usa en su máxima expresión y así no está sufriendo en conseguir personal preparado en los momentos de temporada alta. Esto se logra haciendo uso del ahorro calculado con los ingresos de temporada alta. Es una simple aritmética y una difícil decisión a tomar. Es comprensible.

Mi producto/servicio es el mejor del mercado, no necesito de asistencia técnica”. Eso sería increíble, mas, tratándose de micro y pequeños negocios, el mercado es en un alto porcentaje geográfico y, en la mayoría de los casos hay otros, probablemente del mismo nivel, que algunos aspectos han mejorado respecto del negocio del emprendedor que se expresa de esta manera. A esto algunos teóricos le dicen “Fiebre del emprendedor”, debido a que pierden objetividad, están muy enamorados de su negocio y no se quieren percatar que todo negocio necesita estar evolucionando de manera natural, lo cual significa que es necesario tener puntos de validación externa para reforzar o para reestructurar las líneas de acción estratégica que desarrolla este(a) emprendedor(a) micromercante. Por lo general hemos encontrado que este pensamiento lleva a no conocer su estructura de costos.

Tengo amigos que me aconsejan, esto porque son mis mejores amigos o porque son muy amigos de mis hijos o parientes”. No es raro que los empresarios exitosos de pronto se vean rodeados de personas que les dan consejos u opinan sin consulta sobre lo que hace el(la) micromercante. Esto no tendría nada de malo si es que quienes les dan opiniones –o porque se las pide el micromercante o porque se las dan sin consultarle–  en verdad saben y/o están formados para esto. Hay que entender que tu amigo del alma, tu compadre, tu hermano, el novio de tu hija, la novia de tu hijo son eso…. tu amigo del alma, tu compadre, tu hermano, el novio de tu hija, la novia de tu hijo; siempre hay que tener personas idóneas con capacidades complementarias a las del emprendedor; obviamente si algunos de ellos las tienen, en buena fortuna, hay que saber diferenciar la línea amical o familiar de la línea profesional. Es muy importante saber elegir a los compañeros de viaje en la aventura empresarial.

Mi producto/servicio es bueno, quien lo quiere que venga a comprarlo”. Cuando escuchamos esto, de inmediato nos damos cuenta que hay falta de orientación al mercado o al público objetivo, no hay una estrategia competitiva al respecto, asimismo hay un pleno desconocimiento de la competencia. Si bien es cierto, que en el recorrer de apoyar a los micromercantes, son muy pocos los que se han expresado de esta manera, también es cierto que un pensamiento de este tipo permite un desbalance importante en los ingresos y luego se comienzan a buscar culpables y no soluciones.

Soy micromercante y por tanto me tienen que apoyar”. Esto también es llamado el “mal de piedra” o “la víctima estática”. Sobre todo, se presenta este “mal” cuando el micromercante comienza a tener dificultades económicas o financieras. Es muy importante entender que, de acuerdo a estadísticas mundiales, el 85% (fuente WB, 2017) de los micro y pequeños empresarios exitosos y que tienen más de 10 años de existencia, solo necesitaron “impulso” técnico mas no financiero en sus inicios. Hay un mal concepto del micromercante y hay personas que no son emprendedoras que consideran que es muy fácil ser micro y pequeño empresario porque “todo se les da” y eso no es así; a eso se debe que incursionan en la aventura de ser micromercantes muchas personas pensando que esta condición es como entrar al arco iris para recoger la olla de oro.

Estos errores son los que procuramos mitigar en nuestras sesiones de asistencia técnica de acompañamiento y validar conjuntamente la ruta concordante de un desarrollo sostenido.

José Gómez

jgomez@gbxresources.com

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